En una matanza organizada como la
del 11 de Marzo de 2004, llama la atención tanto la sensación de
desprevenidos de los servicios de inteligencia, como la rapidez de
resultados en las indagaciones policiales. Se hace difícil aceptar que
siendo 29 de los implicados judicialmente en la masacre, confidentes de
los servicios del Estado, dichos servicios fuesen pillados por sorpresa.
La gestión más inmediata para la
identificación de los autores de la matanza de 11 de Marzo de 2004,
quizá fue la localización -casual- de una furgoneta Renault Kangoo en
las inmediaciones de la estación de tren de Alcalá de Henares. Fue
localizada por la policía 3 horas después de los atentados. Todo un hito
de los éxitos de la policía española y un récord cronológico en la
investigación de matanzas bajo bandera terrorista.
Un portero de una finca próxima que
madruga media hora más de lo habitual para poder ir esa tarde al funeral
de un cuñado…. un grupo de personas que ve junto a una furgoneta
Renault Kangoo y que le parecen en actitud sospechosa…. luego se entera
de las explosiones… y 3 horas después, cuando el presidente de la
comunidad de vecinos baja a la calle, el portero le comenta lo que ha
visto y el presidente decide contárselo a la dotación de un coche
patrulla de la policía que ve por la calle. Registran la furgoneta, se
habla de Mondragón (pueblo de Guipúzcoa), luego del Corán y comienza el
baile ETA-Al Qaeda.
Las noticias que comienzan a divulgarse sobre la dichosa furgoneta no son
precisamente para afianzar
una opinión, sino más bien para dividirla. Unos la recuerdan llena,
otros vacía. Unos dicen que entra en las instalaciones policiales a una
hora y otros dicen que a otra hora…
El tribunal dio por bueno que la
furgoneta la habían usado los malos para llegar a la estación de Alcalá
de Henares transportando las bolsas con los explosivos, que era robada,
y que tenía muchas cosas en el interior.
El “hallazgo” de la furgoneta, las
características de la misma, y la polémica sobre su contenido resultan
sorprendentes en un indicio criminal que no debería causar tanto
revuelo. Desde luego, resulta imposible no extrañarse de que unos
terroristas viajen en un coche robado, con la matrícula grabada en las
bases de datos policiales, cargados -al menos- con 3 bolsas de 10 kilos
cada una, conteniendo explosivos, metralla y temporizadores ya
programados, y además con esos aires sospechosos que no pasaron
desapercibidos a un portero recién levantado de la cama. En éste país
estamos acostumbrados a que los malos utilicen placas falsas con los
coches robados. Pero en fin…
Es el caso que 3 meses después, a alguien
se le ocurrió que había en la misma calle otro coche sospechoso
aparcado allí desde el 11 de Marzo y repleto de evidencias. Se trataba
de un Skoda Fabia. En este coche incluso se encontró ADN de Allekhema
Lamari, lo que no dejaba lugar a dudas, puesto que como Allekhema Lamari
fue identificado uno de los cadáveres hallados tras la explosión del
piso de Leganés. Se trataba de un viejo conocido de los servicios de
Inteligencia y de la Policía, detenido como miembro de la célula de Al
Qaeda en España, pero al que el Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional
puso en libertad por error en 2002, y al que también con mala suerte
dejó de controlar el CNI cuando le perdió unos días antes de la matanza
de los trenes.
No obstante, un periodista obstinado y
decidido descubrió cosas curiosas sobre el Skoda: se trataba de un coche
robado desde hacía medio año, que sin cambiar nunca las placas
originales participó en un atraco, se fue de una gasolinera sin pagar,
fue multado varias veces, controlado por varios policías en momentos
distintos y que… el 11 de Marzo no estuvo aparcado en la calle donde lo
“encontraron”. El resultado final fue que en la Audiencia Nacional
consideraron oportuno sacar el Skoda Fabia del Sumario, y no preguntar
ni cómo había llegado hasta allí el ADN de Lamari, ni cómo había llegado
el coche a la misma calle de la Renault Kangoo
La famosa furgoneta Kangoo plantea un interesante dilema:
Si algún día, la historia que se ha
contado de los hechos, se revelase no verídica, la puesta en escena de
la furgoneta serviría para demostrar la voluntad, en las 3 primeras
horas, de ocultar a la población lo realmente ocurrido. Y eso sólo
podría significar una cosa: que alguien conocía perfectamente lo
realmente ocurrido, y tenía la capacidad y el poder necesarios para
alterar los hechos ante el pueblo.
Para construir una mentira sólida, es preciso conocer con todo detalle la verdad.
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