sábado, 26 de enero de 2013

Beneficio vs no perjuicio

Tras el 11M se dispararon las especulaciones.

El método más empleado fue el más simple y frecuente: preguntarse quién podía obtener beneficio de aquellos crímenes. En principio sólo se pensaba en los crímenes. Luego nadie de aquellos pensadores pareció ocuparse en las repercusiones del carpetazo dado al asunto.

Alguien dijo que los problemas complejos tienen soluciones erróneas sencillas y fáciles de comprender; y no cabe duda que el 11M es un caso ciertamente complejo.
Quizá uno de los principales errores que cometieron quienes buscaban a los beneficiarios de la brutal matanza fue el de "mirar en corto".  Porque resulta poco inteligente suponer que el rédito de algo planeado con tanta anticipación iba a producir beneficios a las 72 horas.
Otro de los errores fue dejarse llevar por la inercia española de querer verlo todo en clave de pugnas políticas.
Y tal vez el más importante (por pasar desapercibido con gran facilidad) fue el de pensar en "beneficiados". Porque no es lo mismo, aunque pueda parecerlo, resultar beneficiado que no resultar perjudicado.

El paso del tiempo, además de facilitar el aclarado de la visión, nos permite una perspectiva más amplia y profunda que una "visión en corto a 3 días".
Sobre los políticos, a los que todo el mundo se empeña en considerar artífices de cuanto acontece en España, conviene dejarlos en este caso en el lugar que les corresponde, que no es otro -como se ha demostrado en estos años- que el de convidados de piedra.
Y respecto del hecho de no resultar perjudicado conviene mirar más que a personas o grupos de personas, a proyectos sociales.
Miremos pues con la profundidad de visión que dan estos casi 9 años transcurridos, releguemos a los políticos a sus hornacinas y púlpitos de perorar, y centremos nuestra atención en qué no ha resultado perjudicado.

Importante: no debe cometerse el error de pensar qué no ha resultado perjudicado por el atentado, sino en qué no ha resultado perjudicado por la resolución dada al atentado.



viernes, 18 de enero de 2013

Testigos de nada

Alguien dijo una vez, en La Mancha, que lo importante en un país no es lo que ocurre, sino lo que la gente cree que ocurre.

Por ejemplo, dentro de un tiempo habrá quien crea que el caso de Jamal Zougham fue revisado y que "la justicia" decidió que debía seguir en prisión. Y lo creerá porque estos días se vocea que van a ser revisados los testimonios que utilizó el tribunal para endilgarle más de 420 siglos de cárcel, y en consecuencia la gente creerá lo que se le diga.

Dudo que a alguien se le ocurra parase a pensar 7 minutos sobre el caso Zougam o, si no conoce el caso, leer ésto. Si lo hiciera descubriría cosas realmente sorprendentes.
Por ejemplo, que hizo falta un tribunal especial para poder detener a una persona acusándola de haber vendido tarjetas de móvil. Un juzgado  ordinario no hubiese podido admitirlo, porque no es ningún delito.
Además, cuando el tribunal especial presentó lo que ellos consideran "documentos de prueba" (el albarán con el famoso 6º renglón) para acusar a Zougham de algo que no es delito (vender tarjetas de móviles) ni siquiera reparó en que el documento no demostraría la venta, sino -en todo caso- la compra. Para "justificar la venta" el tribunal se basó en una pura especulación al afirmar que las bombas que explotaron en los trenes llevaban teléfonos con tarjeta (cosa de la que no existe ninguna evidencia).

Probablemente nadie se detenga 2 minutos a pensar y razonar que la revisión de las declaraciones de las testigos es indiferente. Lo que quieren ahora es que nos perdamos en parlotear si las testigos vieron o inventaron, pero eso es lo que menos importa. Lo que importa es que las testigos ni vieron ni pudieron ver bomba alguna porque, en todo caso, lo que podrían haber visto es a cientos de personas llevando una mochila o una bolsa; y eso, lo mismo que la compra -e incluso la venta- de tarjetas telefónicas sigue sin ser delito en España.
Si juran haber visto al de la foto que llevaba saliendo 15 días en TV porque ya estaba detenido por algo que no era delito, es irrelevante aunque le hubiesen visto de verdad en los trenes con 70 bolsas, porque en lugar alguno consta evidencia de la relación entre Zougham y los dichos por el tribunal como responsables de la masacre.